Hace décadas que estamos inmersos en ello.
Se trata de un proceso que se está produciendo ante nuestros ojos y que poco a poco esboza un nuevo modelo de humanidad.
Si tuviéramos que ponerle un nombre, lo podríamos llamar «Proceso de Externalización».
Se desarrolla de forma aparentemente natural y avanza imparable, a caballo de las transformaciones sociales y tecnológicas.
Consiste, básicamente, en la «externalización» de muchos de los procesos mentales que hasta ahora ejecutábamos nosotros mismos, a nivel interior e individual; procesos intelectuales realizados por nuestra psique y que dependían exclusivamente de nuestra propia capacidad y que ahora, en aras de la comodidad, la eficiencia o la rapidez, externalizamos progresivamente para que sean gestionados por «actores» externos.
Pongamos un ejemplo: cada vez necesitamos ejercer menos la memoria y la capacidad para «almacenar datos» en el interior de nuestro cerebro, ya que podemos acceder de forma rápida y eficiente a grandes niveles de información contenidos en Internet, convertido, cada vez más, en una especie de memoria global común.
Antes, cualquier estudiante se veía obligado a recordar mil y una fórmulas matemáticas, fechas históricas o datos geográficos, por poner algunos ejemplos.
Ahora es innecesario «almacenar» en nuestras mentes todo este volumen de información, pues podemos acceder a ellos con un simple movimiento del dedo.
Ciertamente, esto representa una ventaja enorme y un gran ahorro de energía, recursos y tiempo, que se pueden emplear en otras actividades más productivas.
Pero también es obvio que indica que estamos inmersos en un creciente proceso de «externalización» de nuestra memoria, que muy probablemente, en un futuro no demasiado lejano y cuando nuestros cerebros puedan conectarse a Internet directamente, alcanzará cotas que ahora nos son difíciles de imaginar.
Curiosamente, a nivel humano, al menos en lo que se refiere a la gestión de la memoria, estamos viviendo un proceso parecido al que experimenta la evolución de nuestras propias computadoras domésticas.
Al principio, todos acumulábamos ingentes cantidades de datos, en forma de archivos, fotografías y clips de vídeo o audio en los discos duros de nuestros ordenadores domésticos, en un proceso parecido al de la memorización de datos de un estudiante de las escuelas de antes.
Sin embargo, ahora, progresivamente, cada vez necesitamos disponer de menor cantidad de memoria en nuestros discos duros domésticos, porque el espacio dedicado al almacenaje de datos, se está redirigiendo hacia la Nube, un inmenso espacio de almacenaje compuesto por servidores de Internet externos a los que cada usuario puede acceder libremente.
Así pues, esa capacidad de memorización de nuestras computadoras se ha «externalizado», es decir, por motivos de comodidad y eficiencia, le ha sido arrebatada a nuestros ordenadores domésticos, sobre los que teníamos un control directo y se le ha concedido a actores externos, que la mayoría de veces resultan inaccesibles y son imposibles de fiscalizar por nuestra parte.
No deja de ser curioso que algunas de las características de nuestra mente y de nuestras computadoras, evolucionen en paralelo.
De hecho esta evolución paralela nos indica, muy claramente, que dichos ámbitos van camino de fundirse en uno solo y que tarde o temprano, la coexistencia de una memoria «carnal» y de una memoria cibernética, serán utilizadas como argumento o excusa para poner de relieve que dicha multiplicidad «resulta ineficiente», dando pie al establecimiento de una mente global o mente de colmena de carácter cibernético, una suerte de «macro-ente» al que todos estaremos conectados.
Desgraciadamente, aún hay personas que creen que esta visión del futuro es una fantasía de ciencia ficción sin fundamento, propia de cuatro frikis alucinados que anhelan el advenimiento de un nuevo ser humano fundido con las máquinas, cuando de hecho, ya estamos encaminados en esa dirección y todo lo que nos rodea son pistas claras y evidentes de ello.
El proceso de Externalización de nuestra memoria, es un primer indicio de hacia donde nos encaminamos como humanidad.
Pero esta creciente Externalización no se limita al campo del almacenaje de datos, sino que cada vez abarca más capacidades intelectuales y una de ellas, es nuestra capacidad para imaginar y visualizar.
Uno de los ejemplos más paradigmáticos de ello, tal y como indicábamos en un anterior artículo titulado JUGANDO A MATAR SUEÑOS, lo encontramos en el campo de los videojuegos.
Tal y como indicábamos en JUGANDO A MATAR SUEÑOS:
«El mundo de los videojuegos es la punta de lanza del cambio que se avecina, pues en su interior contiene el germen del nuevo mundo.
Los videojuegos actuales no son más que el primer paso hacia la realidad virtual y hacia la inmersión mental completa en realidades artificiales pre-creadas.
El gran problema de los videojuegos es que la mayoría de gente solo se fija en sus efectos más aparentes y superficiales, como son la promoción de la violencia o la adicción que provocan.
Pero hay elementos profundos mucho más determinantes que pasan desapercibidos a primera vista y que sirven para programar nuestra mente a nivel profundo, instalando y afianzando en nuestra psique, de forma inadvertida, los mecanismos básicos de funcionamiento del Sistema»
Pero más allá de la instalación y afianzamiento en nuestra psique de estos mecanismos de programación profunda de los que hablábamos en el artículo anterior, la función más peligrosa de los videojuegos proviene del hecho de que en un videojuego se fusionan dos campos diferentes: el del juego y el de la narrativa.
Y con ello, el Sistema consigue matar dos pájaros de un tiro, pues le arrebata dos capacidades al individuo de forma simultánea; la primera, la capacidad de imaginar y visualizar, que el sistema le arrebata al individuo mediante un proceso de Externalización; la segunda, la capacidad de negar a la «autoridad narrativa».
Para comprenderlo mejor, vayamos por partes.
LA EXTERNALIZACIÓN DE LA CAPACIDAD DE IMAGINAR
Ciertamente, siempre ha habido personas dotadas de una fértil imaginación, superior a la de los demás, que han ayudado al resto de personas a soñar realidades diferentes a las que experimentaban en sus vidas, a través de la literatura, la música, la pintura, el teatro, el cómic o el cine.
Todos estos vehículos creativos utilizados para plasmar la imaginación de los creadores, tenían la capacidad de influir enormemente en la fantasía de las demás personas y en especial, en la de los niños en su fase de desarrollo.
Pero solo se trataba de influencias externas.
Los videojuegos, sin embargo, tienen un carácter mucho más invasivo, sobretodo si los niños juegan a ellos desde edades muy tempranas; un hecho que probablemente acabe repercutiendo en su capacidad para imaginar o visualizar mundos o realidades propias cuando sean adultos.
Pensemos que antes, los niños, podían jugar con muñequitos o muñecas, con cochecitos o con soldaditos, pero las historias y los entornos que rodeaban a todos estos elementos de juego, debían generarlos y visualizarlos en el interior de sus mentes.
Así era como en el interior de sus psiques, una piedra se transformaba en una montaña, una caja de cartón se convertía en un rascacielos destruido por un robot gigante o un bolígrafo se convertía en un misil supersónico.
Jugar les ayudaba a desarrollar la capacidad de concebir entornos imaginarios y transformar la realidad que aparecía ante sus ojos.
Una capacidad de creación abstracta que al final resulta esencial para imaginar realidades alternativas a las que nos ofrece el entorno y un paso indispensable para que, algún día, podamos concebir una realidad alternativa a la de nuestras propias vidas y por lo tanto, una alternativa a la sociedad y al Sistema.
Dicho de otra manera: esta capacidad para imaginar y visualizar realidades abstractas que proviene del juego, puede terminar siendo una herramienta peligrosa para la pervivencia del propio Sistema si es usada de la manera adecuada.
Sin embargo, esa capacidad se ve claramente bloqueada en un niño que juega a un videojuego, pues su capacidad para imaginar y visualizar, ha sido «externalizada».
Es el creador del videojuego el que imagina la historia y el entorno, arrebatándole esa capacidad al niño o al jugador, que ya no tiene nada que imaginar ni visualizar.
Este efecto de «externalización de la imaginación» se produce porque el videojuego mezcla el mundo del juego propiamente dicho, con el mundo de la «narrativa externa», donde una tercera persona te narra una historia inventada por él.
«YA IMAGINAMOS POR TI»
Como vemos, los videojuegos externalizan nuestra capacidad para imaginar y con ello consiguen bloquear una de nuestras mejores capacidades para encontrar alternativas al Sistema.
El lema de fondo que se repite en todos los videojuegos de forma subliminal, es: «Ya imaginamos nosotros por ti. Tú juega y calla»
Obviamente, ni los creadores de los videojuegos ni los propios jugadores, son conscientes de que en el fondo se están desplegando estas lógicas, que parecen haberse generado de forma natural.
Y es que en realidad, un videojuego no es más que la culminación del largo proceso evolutivo de la «narrativa externa».
La «narrativa externa» empezó con la narración oral de historias y cuentos, luego, con la aparición de la escritura, pasó a vehicularse a través de la literatura, hasta que después, con la aparición del cine, pasó a vehicularse a través de imágenes y sonido, las bases que han dado pie a los videojuegos.
La evolución que nos ha llevado del narrador oral hasta el videojuego, es la historia de un largo y sutil proceso de externalización que pronto culminará con la llegada de la Realidad Virtual.
Para comprender cómo se ha producido este proceso de externalización, analicemos sus principios básicos.
Tanto en una obra literaria de ficción como en una narración oral, debemos ser conscientes de que se produce un contrato implícito entre el narrador y el lector.
Si nos centramos en el campo de la literatura, cuando alguien abre un libro para leer una historia, una novela o un cuento, acepta implícitamente como ciertas o plausibles todas las lógicas internas propuestas por el autor; esas lógicas rigen la historia y le dan sentido tanto a los personajes como al entorno, lo que permite al lector sumergirse dentro de la historia, olvidando con ello, las lógicas que rigen su propia realidad.
Es como si temporalmente apagáramos los sensores cerebrales que nos permiten detectar nuestra propia realidad cotidiana, con sus lógicas implícitas y nos dejáramos hipnotizar por las lógicas alternativas inherentes a la narración que leemos.
Si no realizáramos este ejercicio inconsciente, jamás disfrutaríamos ni nos emocionaríamos leyendo Drácula, El Señor de los Anillos o 1984, porque ninguna de esas novelas concordarían con las lógicas de nuestra propia realidad.
Solo podríamos leer el periódico y noticias redactadas asépticamente, que hicieran referencia a asuntos conocidos y a una realidad tangible y constatable.
Al leer un libro, las palabras escritas por el autor se convierten en imágenes en el interior de nuestra psique y nos sumergimos en una narración creada e imaginada por el escritor, pero visualizada por nosotros.
De alguna forma, el propio lector forma parte activa del proceso creativo, aunque sea de forma inconsciente; la mente del lector es la pantalla sobre la que se proyectan las imágenes sugeridas por las palabras del narrador.
Con la llegada del cine, sin embargo, se produce un primer paso hacia la externalización de nuestra capacidad de imaginar y visualizar.
En el cine o en la televisión, el autor o autores, no solo crean la historia, sino que además la plasman en imágenes, externalizando así el proceso que realizábamos en el interior de nuestra psique al leer un libro o al escuchar una historia.
Con el cine, pues, nuestra capacidad para visualizar la historia narrada, se externaliza y queda toda en manos del narrador.
Como podemos ver, hay una gran diferencia entre ser un lector, que participa del proceso creativo o ser un espectador que prácticamente solo mira y escucha.
No obstante y a pesar de que el salto de un medio a otro conlleva un avance en el proceso de externalización, sigue cumpliéndose el mismo contrato implícito entre el narrador y el espectador.
Para disfrutar de la película adecuadamente, el espectador debe renunciar voluntariamente a detectar las lógicas de su entorno y debe aceptar las lógicas propuestas por el cineasta para sumergirse en la narración cinematográfica, de la misma manera que el lector debía aceptar las lógicas propuestas por el escritor.
En ambos casos, decidimos olvidarnos de que estamos sentados en un sillón o en una butaca y nos dejamos «hipnotizar» por la narración para poder disfrutarla plenamente.
Pero somos nosotros, los espectadores, los que realizamos voluntariamente ese proceso de desconexión.
Tanto en el caso de la literatura como en el del cine, el lector-espectador es el que tiene la última palabra, el que en cualquier momento puede romper el contrato unilateralmente.
Y eso sucede por una razón muy sencilla: al leer un libro o al ver una película, nosotros no formamos parte de la narración, ni interactuamos con ella, porque es algo externo a nosotros.
Por muy hábil que sea el narrador intentando meternos en su mundo, a la hora de la verdad debemos ser nosotros los que nos «auto hipnoticemos» para que se convierta temporal y parcialmente en una realidad alternativa a la nuestra.
Eso implica que establecemos una relación de igual a igual con el narrador, aunque sean el mismísimo Francis Ford Coppola, Stanley Kubrick o Steven Spielberg.
Tenemos identificado al narrador y podemos negarnos a seguir su propuesta.
Dicho de otra manera: en el cine y en la literatura, podemos Negar la Autoridad del narrador cuando queramos.
Y con ello, ejercemos nuestro poder individual sin darnos cuenta.
Sin embargo, con la llegada del videojuego, se derriba parcialmente esta última barrera, de forma muy sutil, pero significativa.
Como hemos indicado antes, el videojuego es la mezcla de dos ámbitos diferentes: el del juego y el de la narrativa externa.
Esta mezcla tiene un doble efecto beneficioso para el Sistema y perjudicial para el individuo:
·Primero: la incorporación de la narrativa externa al juego, deriva en una externalización de la capacidad de imaginar y visualizar por parte del jugador.
·Segundo: la incorporación del juego a la narrativa externa, elimina la capacidad de negar la autoridad del narrador.
Este segundo efecto se produce porque el videojuego nos permite interactuar con la historia, nos crea la falsa ilusión de la libertad de elección y nos hace creer que estamos influyendo en la narración.
De hecho, nos hace creer inconscientemente que, en parte, nosotros también somos narradores de la historia, algo que es totalmente falso.
Esta confusión nos hace olvidar que en realidad seguimos siendo espectadores de una narración externa, en la que hay alguien que ha creado todas las reglas y todas las limitaciones del juego; en un videojuego, nosotros solo somos ratas recorriendo un laberinto pre-creado, al final del cual nos espera un pedacito de queso.
El videojuego consigue que en nuestra mente la imagen del narrador externo se difumine y con ello, se difumina también nuestra capacidad de negarle la autoridad.
Al jugar dentro del mundo propuesto por el narrador, olvidamos que en cualquier momento podemos mirar directamente al narrador y decirle «no te creo», como podíamos hacer al leer un libro o al ver una película; dejamos de estar en una relación de igualdad con el narrador y con ello acabamos sometidos a su autoridad, a sus reglas y a sus condiciones sin tan solo darnos cuenta de ello.
Esta incapacidad para distinguir a la autoridad narrativa, es decir, al que impone las reglas y las lógicas, nos lleva a percibir esas reglas, lógicas, restricciones y limitaciones propias del juego como si fueran algo natural e inevitable.
Es como si la rata que recorre el laberinto, creyera que el laberinto siempre ha estado ahí y que forma parte de la naturaleza, como el sol, las montañas o la ley de la gravedad.
Esa rata jamás sería consciente de que un hombre ha creado el laberinto para que ella lo recorra y que ese mismo hombre utiliza el pedacito de queso como incentivo para que acepte recorrerlo una y otra vez.
Pues bien, este es el efecto subliminal que tienen los videojuegos en la mente de los jugadores.
Independientemente de las características superficiales que tengan, los videojuegos inoculan una programación inconsciente tremendamente perniciosa en la mente de los jugadores: la aceptación de las limitaciones impuestas como si fueran algo inevitable y por lo tanto, la imposibilidad de negar la autoridad del narrador.
Si nos fijamos bien, veremos que la sociedad tiene las mismas lógicas represivas que un videojuego. La sociedad nos impone una serie de limitaciones, costumbres, actitudes y reglas que debemos obedecer y que vienen a ser como las paredes del laberinto que recorre la rata.
Al mismo tiempo, genera en nosotros la ilusión de la libertad de elección y con ello, nos hace creer que formamos parte de la sociedad como narradores.
Eso nos lleva a no poder distinguir correctamente a la autoridad narrativa y por lo tanto, nos impide negarla, lo que finalmente nos conduce a creer que las limitaciones que nos impone la sociedad tienen un carácter natural e inevitable y que no pueden ser discutidas ni puestas en duda.
La sociedad, al igual que los videojuegos, nos hace creer que somos libres porque podemos elegir la marca de champú con la que nos lavamos el pelo o el partido político que votamos para que nos robe, de la misma manera que el videojuego nos hace creer que somos libres porque podemos ir a la izquierda o a la derecha.
Es la misma libertad de acción que tiene la rata dentro del laberinto.
Esa ficción de libertad, nos hace olvidar que todos nuestros movimientos han sido previstos y condicionados previamente y que los objetivos que nos imponemos en la vida, al igual que los objetivos que nos impone el videojuego para «ganar la partida», son como ese pedazo de queso que le han puesto a la rata al final del laberinto para que lo recorra una y otra vez sin rechistar.
La sociedad, la rata en el laberinto y los videojuegos, comparten los mismos mecanismos de programación profunda que nos pasan inadvertidos, pero que moldean por completo nuestra mente y nuestra visión de la realidad.
Por esa razón, los videojuegos contribuyen de forma tan eficiente a reforzar y consolidar estos mecanismos de programación mental en lo más hondo de nuestra mente.
Como una voz susurrante dentro de nuestras cabezas, nos repiten una y otra vez los mecanismos de programación mental profunda que refuerzan nuestra obediencia a la sociedad y por lo tanto, al Sistema.
Y lo peor es que cuando se popularice la Realidad Virtual y evolucione la Inteligencia Artificial, las cotas de programación mental profunda que actualmente tienen los videojuegos, se multiplicarán.
Esos mismos jugadores que ya no distinguen a la autoridad narrativa y que ya no la ponen en duda, acabarán obedeciendo los dictados narrativos de los cerebros cibernéticos que crearán los mundos virtuales del mañana.
Aceptarán sus normas, sus lógicas, sus leyes y sus restricciones como algo inevitable y natural que no puede ponerse en duda, como hacen ahora con un videojuego y con ello convertirán a esas máquinas en los nuevos dioses que regirán todos los aspectos de nuestra existencia, hasta que al final, estaremos sometidos a ellos como si fuera la cosa más natural del mundo.
Así pues, el papel de programación profunda que tienen los videojuegos, no es tan inocuo y anecdótico como muchas personas querrían creer.
No solo están reforzando los mecanismos mentales de nuestra sumisión a la sociedad y al Sistema actualmente, sino que configuran las características de la sociedad del futuro.
Son una pieza más de esta enorme maquinaria de destrucción de nuestro poder individual, que cada vez adquiere más poder y que cada vez se oculta mejor a nuestro escrutinio.
Obviamente, tal y como ya hemos indicado antes, los creadores de videojuegos no saben que sus obras contribuyen a esta programación mental ni al proceso de externalización.
Los videojuegos han aparecido de forma natural en nuestra sociedad, objeto de una evolución tecnológica y social.
Y esto es lo que resulta más inquietante: el Sistema evoluciona constantemente, de forma aparentemente natural y no premeditada, creando por el camino todos aquellos elementos que necesita para su propio beneficio y para la expansión de sus capacidades de control sobre los individuos.
Lo más terrorífico del asunto es que esta gran máquina funciona sola desde hace milenios y por lo visto, no hay nadie en la sala de control…
GAZZETTA DEL APOCALIPSIS
Abr
17
2015
Pingback: JUGANDO A SER ESCLAVOS | EL ROBOT PESCADOR
Impecable como siempre, gazzetta…!
Solo por hoy, juguemos a reinventar el mundo a escala humana;.
Solo por hoy vivamos el desapego ante el espejo.
Solo por hoy…hagámoslo…
Reblogueó esto en muelasgaitany comentado:
la matrix , nos saca de nuestro ser interior, para poder tomar nuestras decisiones y ahora la mente esclavista meshiaj la toma por nosotros.
Solo volviendo al camino sensato del corazón derrotamos nosotros mismos el nuevo orden mundial, la nueva fé lo contrarresta y lo tumba de tajo
Brillante!!!
Me encanta tu punto de vista, siempre en defensa de la libertad y la creatividad del ser humano. Tan necesario en estos tiempos que vivimos.
Hola,Me sorprende, y mucho, que concluyas tu artículo con un contundente » No hay nadie en la sala de control». Sabes perfectamente que no es así. Saludos,Samuel
Date: Fri, 17 Apr 2015 13:44:42 +0000 To: samuelbcn@live.com
A mí también me ha sorprendido el final pero creo que su intención no es poner en duda que existe una intencionalidad en lo que está ocurriendo.
Mas bien pareciera que gazzetta invita a hacerse cargo cada quien del control que está vacante en la sala (la metafórica sala, vamos)
Al decir ” No hay nadie en la sala de control” se refiere a que este mecanismo de evolución de la narrativa externa funciona de manera autónoma gracias a la excelente programación del sistema social actual.
No estoy de acuerdo.
Si bien tus conclusiones obedecen a un razonamiento lógico y coherente, creo partir de la premisa sobre la «externalización» de las capacidades del ser humano es construir tu teoría sobre arena.
Durante la historia, los saltos evolutivos de los sistemas de comunicación ha ocurrido muy contadas veces (oral, escritura, imprenta, electrónica, digital…). Si bien es cierto que las personas «externalizan» ciertas tareas cognitivas, esto no implica perder la capacidad de construir modelos mentales respecto de la información que reciben. Dejas de lado el hecho que esta evolución del conocimiento requiere procesar cada vez una cantidad mayor de información, y la gracia del cerebro humano es precisamente «relacionar o conectar» datos y no almacenarlos. Es como poder la erudición por encima de la sabiduría.
Tu razonamiento me recuerda al modelo informático de cliente liviano o «computadores tontos», como se les llama habitualmente, el cual consiste en que todo el trabajo de almacenamiento y proceso de un PC se externaliza en un server, con lo cual el PC es un mero aparato que puede realizar una infinidad de tareas conectado a un computador central, pero que al no contar con un cerebro propio (o externalizado) al estar sin conexión a la red pierde toda capacidad de trabajo.
Y por ello difiero, los seres humanos no somos máquinas, somo seres vivos, polvo de estrellas con una capacidad creadora que no alcanzamos a dimensionar… somos manipulables por cierto, y moldeables de muchas formas; pero jamás perdemos la capacidad de procesar la información que recibimos… ahora, que para algunos sea difícil usarla es harina de otro costal
Otra cosa… el famosa «sistema» no es algo externo que nos manipula desde afuera como si fuéramos juguetitos insignificantes… el sistema somos nosotros mismos, todos nosotros tratando de aplicar nuestro «modelo mental» al mismo tiempo… y lo hacemos en base a lo que llamamos sentido común y libre albedrío… la matrix existe, pero no es una película o una historia de ciencia ficción del futuro… es una simple metáfora del presente.
Acuerdo en general con lo expuesto, aunque no precisamente con la explicación del fenómeno, ya que le llaman de «externalización», como si hubiera una fuerza que nos lleva hacia afuera, y por el contrario, somos nosotros mismos los que estamos «en-ajenados», es decir, ajenos a nosotros mismos, a nuestra Naturaleza, y por eso priorizamos el TENER «compensatorio» de nuestra desvalidez, por sobre el SER o la vivencia y realización de nuestro interior. Y este el el tema profundo y radical que se plantea en la Biblia, considerada como libro histórico. Creo que el «mal o daño» surge en el momento del salto evolutivo del instinto «programado», al reino de la «libertad y la responsabilidad» que surgen con la aparición de la conciencia y la razón. Por la primera, sufrimos del dolor, de la pequeñez y de la limitacion de la vida con la muerte, por lo que nos sentimos desvalidos, pero por la Razón, comprendemos y manejamos las leyes del universo, e intentamos compensar la desvalidez con la «superioridad u omnipotencia» manipulando el mundo a nuestro gusto y parecer, sin la consideración de nuestra naturaleza interior y la naturaleza exterior. Es decir, como dice la Biblia, el «pecado original», es el pretender ser Dioses. Y desde allí comienza el mal: buscar la apropiación externa ,la acumulación, la dominación el «Poder», etc.etc
Y mientras no tomemos conciencia de esto y lo superemos, volviendo a guiarnos por nuestra esencia psicobiológica en un ambiente Socio-Natural, no tendremos salida y podemos terminar exterminando y explotando el planeta que sera la venganza que se tomará como forma de reestablecer su equilibrio energético cósmico.
Interlocutor: – ¿Cómo sucedió todo esto? ¿Cómo nos separamos tanto de nosotros mismos?
Dios: – Ocurrió cuando decidieron que no eran perfectos. En algún momento en su paso por mitos e historias, aterrizaron en la idea de que eran menos que el mundo y la vida alrededor de ustedes. Como les he explicado antes, vieron el efecto que los vientos y las lluvias y las tormentas y La Vida Misma tenían en ustedes, y determinaron que los “dioses” eran más poderosos que ustedes. Ustedes nunca podrían ser tan poderosos, sin importar cuánto lo intentaran. Entonces, se imaginaron su propia imperfección. Ustedes eran “menos que” los dioses. En su frustración y furia, se volvieron en contra de ustedes mismos, juzgándose y condenándose por no ser “suficientes”.
La primera experiencia humana de insuficiencia no la vivieron en su mundo exterior, donde era claro que había suficiente, sino dentro de ustedes mismos, en donde encontraron que lo que había era muy insignificante comparado con los regalos del exterior y la magnificencia del mundo que los rodeaba. Una mirada al cielo nocturno fue suficiente para convencerlos de lo asombroso que era eso que creían que no eran Ustedes y la insignificancia de lo que creían que sí eran. Es de esta idea de su insignificancia de lo que nunca se han recuperado. Sin embargo, ahora puede ser el tiempo de su sanación. Éste puede ser el momento de recordar. Pues he venido a decirles un gran secreto:
Ustedes y las estrellas son lo mismo.
No en sentido figurado, como en un poema o canción, sino literalmente. Su composición química es la misma. Encontrarán las mismas huellas de elementos en ustedes que en los cuerpos celestiales -y en verdad, en todo lo demás que Es.
¿Te sorprende? ¿Estás sorprendido de saber que todo está compuesto de la Única Sustancia Que Hay y que sólo varían las combinaciones y concentraciones de ella? No debería. Te lo he estado diciendo desde hace mucho tiempo.
Interlocutor: – Sí, lo has hecho, pero creo que la mayoría de los humanos creímos que lo decías en sentido figurado, no literal.
Dios: – Es una verdad literal, hijo mío. TODOS SON UNO. En las primeras etapas de su desarrollo, su especie no pudo comprender esto. Ahora, en los primeros años de su adolescencia, sí puede hacerla.
Interlocutor: – ¿Está nuestra especie en su adolescencia?
Dios: – En los primeros años de su adolescencia. Sin embargo, puede que nunca llegue a la madurez en la forma en que van las cosas. Están peleando entre ustedes como niños incapaces de compartir sus juguetes…
(las nuevas revelaciones)
Como bien dices , esto es evolución, tal vez perezcamos en el proceso,y vuelva a comenzar o tal vez no y la evolución continúe y cuando ese sistema haya llegado a su apogeo será cuando empiece a degenerar y un nuevo paso en nuestra evolución comience.
Si observáis es así desde el comienzo.
Reblogueó esto en #DandoValorALasCosas.
En parte los comentarios anteriores tienen razón ya que el ser humano siempre lucha por superar aquello que le puede atar, sin embargo creo que el tema del articulo esta mas relacionado a como se nos puede manipular por medio de la manipulación mental , esto es seriamente preocupante ya que desde siempre hemos sabido como el hombre a tratado siempre de dominar al hombre para esclavizarlo y hacerlo un objeto para beneficio de unos cuantos ejemplos hay muchos y se nota como las grandes potencias de manera sutil tratan de ejercer un dominio sobre las masas ya sea desde medicamentos alimentos o mano de obra barata sin capacidad apenas de razonamiento.
Excelente artículo y con muy acertadas reflexiones, Gazzetta.
Claro que no somos máquinas y espero que nunca llegaremos a serlo, si bien el papel de «ser esclavos» nos puede definir como el cumplidor obediente al digo y mando. Esa ciega obediencia ya se le fue inculcando al hombre desde tiempos ancestrales al establecerse los primeros ejércitos y siguió con el desarrollo industrial que sólo pudo funcionar con la extrema puntualidad y obediencia del trabajador.
Ahora bien, aquí se ha advertido de algo mucho más grave: el niño, enganchado a los videojuegos, siguiendo y obedeciendo las leyes del juego, comportándose y repitiéndolo una y otra vez como la ratita en el laberinto con el premio final de un trocito de queso. Ese niño puede perder algo tan importante como el desarrollo de su mundo de imaginaciones y fantasías y estar pendiente tan solo del trocito de queso.
Excelente, como siempre. Sin embargo,no estoy de acuerdo con la última frase. Ya lo creo que sí hay alguien en la sala de control. No tengo la menor duda de ello.
Hola Nando creo que al decir ” No hay nadie en la sala de control” se refiere a que este particular mecanismo de evolución de la narrativa externa funciona de manera autónoma gracias a la excelente programación del sistema social actual.
El problema consiste en estudiar y aclarar porque se ha perdido el control sobre nuestro SER, es decir, porqué, con las características adquiridas en la evolución, nos hemos enajenado, es decir, ajenos a nuestra naturaleza y volcados hacia el afuera. Una vez afuera, claro que nos dominan los mejores adaptados a ese orden social o sistema enajenado, que no son otra cosa que los llamados psicópatas, que es la característica propia de los lideres manipuladores y acumuladores del Poder y de la Plata, o sea, el mundo externo a nuestra Naturaleza.
Por qué, Raúl Cima? Pues porque nos hemos «dejado». La enajenación no es más que eso, abandonar el timón, casi siempre por ceder a lo mas cómodo.
Mira el relato de la tentación en el paraíso terrenal, por ejemplo: Un lenguaje llano y sin atenuantes para mentes infantiles? Quizás sea así, pero como en el mensaje de los sueños que tenemos por las noches, .no falta detalle. Ahora…tener el coraje de extraer las consecuencias. Pablo de Tarso, creo que fue quien dijo que por el pecado entró la muerte en el mundo. Yo lo entiendo como que la paradigmática mala elección llamada pecado,inauguró el estar des-centrado, fuera del sí, haber perdido la integridad, la capacidad de dirigir bien la vida..Y claro que entonces quedamos a merced de los manipuladores, acreedores de nuestra dejación de derechos sobre nuestro destino. Creo que debemos rescatar al samurai dormido en nuestro corazón. O el arquetípico Salvador , para la visión de Pablo y demás.
Ana, esto no es un problema racional de una mala elección. Acá se trata de un problema psicobiológico y evolutivo, con la conciencia y la razón nos enajenamos, como lo expliqué más arriba (aunque reciba manitos negadoras). La tarea, muy difícil, es de volver hacia nosotros, a hacernos cargo de nuestra naturaleza. Pero como veras, la mayoría de la gente se va hacia «afuera» a buscar las causas y las críticas y no esta capacitada para retomar el control perdido de su persona, como sí lo tienen los animales aunque a nivel instintivo, inconciente y programado.
Me leíste muy a la ligera, Raúl Cima. Vuelve a leer y la simbología bíblica que elegí si la ubicas en su adecuado contexto cultural, verás que de racionalismo, nada de nada. La tarea de volver a nosotros no es una acción: es el fruto de comprender, no de meramente entender razones hilvanadas. El pecado supone una herida esencial, y de ahí que requiere un salvador, o re-hacedor, si lo prefieres. La integridad del samurai…busca tú más analogías, pero despacio, paladeándolo. Saludos.
Pingback: Jugando a ser esclavos | Periodismo Alternativo
Pingback: Jugando a ser esclavos | El Blog de Mario
Tampoco estoy deacuerdo con lo de que «no hay nadie en la sala de control». Por supuesto que sí que la hay… y son esos los que nos han usurpado nuestro potencial y robado nuestro nuestro presente.
El buen pastor cuida sus ovejas porque no solamente vive de ellas, viven para ellas, ojala los guías de los pueblos y las naciones fueran como los pastores, ellos viven de ellas,pero nunca para ellas, no se puede comparar un mal pastor con un buen pastor.
Tal como lo acabo de decir, pero nadie toma conciencia y siguen echando o buscando las causas del mal «afuera» nuestro. Y así nunca solucionaremos el problema, ya que habrá sí quien se aprovecha de la situación de enajenación y volcamiento hacia la posesión material, y la incrementa, pero la causa el mal no está afuera si no adentro nuestro. Lo que no se como hacer para solucionar el problema de la humanidad o si se terminará extinguiendo fruto de la enajenación y superexplotacion del planeta.
No existe un tal afuera, en estos niveles. La causa del mal abarca el ser que transgredió su esencia y se está degradando. Y quizás la solución que no alcanzas a aceptar sea el barajar y dar de nuevo…aunque nadie sueña su propia muerte…dicen. La extinción, cuando llega a la materia…es porque ya ocurrió en niveles mas sutiles. y no lo arreglarás con «curitas» ni parches.
Nada funciona sólo, y menos a lo largo de un extenso periodo de tiempo. El hecho de que nosostros no podamos percibir a quién está en la sala de máquinas no signfica que este no exista. Del mismo modo que una lombriz no es consciente de la existencia de los humanos que deterioramos la tierra en la que ella vive, pero nosotros ahí estamos.
Pingback: JUGANDO A SER ESCLAVOS | Revista Inflexión
Fascinante! Expones unas ideas muy buenas. Esto me hace pensar en el Eterno Retorno y conceptos filosóficos semejantes. Estoy seguro de que podría tener una larga conversación contigo ya que tu manera de pensar coincide en muchos aspectos con la mía. Los comentarios que he leído también me parecen muy buenos, me recuerdan a las múltiples formas de pensar que caminan al unísono sobre la tierra ahora mismo… Al final las ideas son lo único que perdura a lo largo del tiempo y las que que aquí he leído ya se encuentran en lo profundo de mi subconsciente. Un saludo a todos y suerte con sus respectivas vidas!!! Gracias por tu trabajo.
MENSAJE PARA LOS PEDERASTAS SATNICOS DEL CASO DEL BAR ESPAÑA
tecnicopreocupado.com
lo ultimo de que no hay nadie en la sala de maquinas se refiere a que el sistema es «como un engranage que se engrasa solo»
Interesante el tema de la «externalización» de la mente humana. Pero no estoy de acuerdo con satanizar los videojuegos con los argumentos que expones, paso a explicar:
Soy un jugador de videojuegos de hace muchos años y lo que me han mostrado los videojuegos (al igual que las películas y los libros), es que todo depende del «criterio» en que una persona lee un libro, observa una película o juega, es decir su nivel cultural, los gustos que tiene, que busca, que experiencias ha tenido en la vida, etc.
Todos conocemos la experiencia de ir a cine, todos sabemos las distintas películas que existen, existe cine arte, acción, comedia, ultraviolencia, etc. Sabemos que dentro del cine existe mucha basura, mucha basura que a muchas personas les gusta ver, o como dices en el comentario, salirse en mitad de la película por que no gusto, pues en los videojuegos pasa algo muy similar, existe mucha basura, pero quienes no nos gusta pues dejamos el juego a un lado o directamente conociendo su contenido no lo jugamos. No es cierto como comentas que tengamos que «tragarnos» la basura de un videojuego, solo por el hecho de serlo, tampoco es cierto que no critiquemos o aceptemos enteramente a la «autoridad narrativa», si nos narran una buena historia continuamos o por el contrario abandonamos igual que en una película. Contrario a lo que expones se ha demostrado que los videojuegos «amplían» la imaginación en el jugador además que a diferencia del cine, nos introducimos mas en la narrativa, eso no quiere decir que no sepamos diferenciar lo que es real de lo que es un videojuego, como punto final te sugiero que juegues el muy buen videojuego de SOMA en donde podrás apreciar que muchos de los temas tratados en Gazzetta se plasman en el videojuego y te hacen pensar en estos temas tan interesantes que también tratan los artículos del blog, un saludo.
Santipor favor me gustaria recibir mas informacion acerca de este tema